Fue en los años 50, estando Joan Tapias al frente del Espinaler, cuando su mujer, Ventureta Roldós, creó una salsa para condimentar las conservas de marisco de Galicia que se servían en la taberna.
Ventureta, reconocida en el pueblo por ser una gran amante de la cocina, reunió los mejores ingredientes para hacer la salsa Espinaler: vinagre de vino de la mejor calidad, pimienta negra, pimentón rojo y una selección de especias que nunca confiesa.
El resultado: una salsa única que muchos han intentado copiar, sin éxito, y que se ha convertido en un icono en toda Cataluña.
Al poco de empezar a servir la salsa en la taberna, los clientes habituales empezaron a pedir que se les vendiera la salsa a granel para llevársela a casa. La visión de negocio de Miquel Tapias (4ª generación de la familia) hizo que, alrededor de los años 80, se empezara a comercializar la salsa con el formato de botella de 92 ml y la conocida etiqueta amarilla con letras rojas.
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
Unos años después se crearon los otros formatos de salsa: la mini, con una capacidad de 20 ml; la botella en forma de probeta, de 200 ml; y la botella más grande, de 750 ml. El 2015, en motivo del nacimiento de la nueva imagen, se ha diseñado el nuevo formato de salsa con la botella de 250 ml.
En el año 2012, con el inicio de la expansión del Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
En el año 2012, con el inicio de la expansión de Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Fue en los años 50, estando Joan Tapias al frente del Espinaler, cuando su mujer, Ventureta Roldós, creó una salsa para condimentar las conservas de marisco de Galicia que se servían en la taberna.
Ventureta, reconocida en el pueblo por ser una gran amante de la cocina, reunió los mejores ingredientes para hacer la salsa Espinaler: vinagre de vino de la mejor calidad, pimienta negra, pimentón rojo y una selección de especias que nunca confiesa.
El resultado: una salsa única que muchos han intentado copiar, sin éxito, y que se ha convertido en un icono en toda Cataluña.
Al poco de empezar a servir la salsa en la taberna, los clientes habituales empezaron a pedir que se les vendiera la salsa a granel para llevársela a casa. La visión de negocio de Miquel Tapias (4ª generación de la familia) hizo que, alrededor de los años 80, se empezara a comercializar la salsa con el formato de botella de 92 ml y la conocida etiqueta amarilla con letras rojas.
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
Unos años después se crearon los otros formatos de salsa: la mini, con una capacidad de 20 ml; la botella en forma de probeta, de 200 ml; y la botella más grande, de 750 ml. El 2015, en motivo del nacimiento de la nueva imagen, se ha diseñado el nuevo formato de salsa con la botella de 250 ml.
En el año 2012, con el inicio de la expansión del Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
En el año 2012, con el inicio de la expansión de Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Fue en los años 50, estando Joan Tapias al frente del Espinaler, cuando su mujer, Ventureta Roldós, creó una salsa para condimentar las conservas de marisco de Galicia que se servían en la taberna.
Ventureta, reconocida en el pueblo por ser una gran amante de la cocina, reunió los mejores ingredientes para hacer la salsa Espinaler: vinagre de vino de la mejor calidad, pimienta negra, pimentón rojo y una selección de especias que nunca confiesa.
El resultado: una salsa única que muchos han intentado copiar, sin éxito, y que se ha convertido en un icono en toda Cataluña.
Al poco de empezar a servir la salsa en la taberna, los clientes habituales empezaron a pedir que se les vendiera la salsa a granel para llevársela a casa. La visión de negocio de Miquel Tapias (4ª generación de la familia) hizo que, alrededor de los años 80, se empezara a comercializar la salsa con el formato de botella de 92 ml y la conocida etiqueta amarilla con letras rojas.
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
Unos años después se crearon los otros formatos de salsa: la mini, con una capacidad de 20 ml; la botella en forma de probeta, de 200 ml; y la botella más grande, de 750 ml. El 2015, en motivo del nacimiento de la nueva imagen, se ha diseñado el nuevo formato de salsa con la botella de 250 ml.
En el año 2012, con el inicio de la expansión del Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
En el año 2012, con el inicio de la expansión de Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Fue en los años 50, estando Joan Tapias al frente del Espinaler, cuando su mujer, Ventureta Roldós, creó una salsa para condimentar las conservas de marisco de Galicia que se servían en la taberna.
Ventureta, reconocida en el pueblo por ser una gran amante de la cocina, reunió los mejores ingredientes para hacer la salsa Espinaler: vinagre de vino de la mejor calidad, pimienta negra, pimentón rojo y una selección de especias que nunca confiesa.
El resultado: una salsa única que muchos han intentado copiar, sin éxito, y que se ha convertido en un icono en toda Cataluña.
Al poco de empezar a servir la salsa en la taberna, los clientes habituales empezaron a pedir que se les vendiera la salsa a granel para llevársela a casa. La visión de negocio de Miquel Tapias (4ª generación de la familia) hizo que, alrededor de los años 80, se empezara a comercializar la salsa con el formato de botella de 92 ml y la conocida etiqueta amarilla con letras rojas.
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
Unos años después se crearon los otros formatos de salsa: la mini, con una capacidad de 20 ml; la botella en forma de probeta, de 200 ml; y la botella más grande, de 750 ml. El 2015, en motivo del nacimiento de la nueva imagen, se ha diseñado el nuevo formato de salsa con la botella de 250 ml.
En el año 2012, con el inicio de la expansión del Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
En el año 2012, con el inicio de la expansión de Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Fue en los años 50, estando Joan Tapias al frente del Espinaler, cuando su mujer, Ventureta Roldós, creó una salsa para condimentar las conservas de marisco de Galicia que se servían en la taberna.
Ventureta, reconocida en el pueblo por ser una gran amante de la cocina, reunió los mejores ingredientes para hacer la salsa Espinaler: vinagre de vino de la mejor calidad, pimienta negra, pimentón rojo y una selección de especias que nunca confiesa.
El resultado: una salsa única que muchos han intentado copiar, sin éxito, y que se ha convertido en un icono en toda Cataluña.
Al poco de empezar a servir la salsa en la taberna, los clientes habituales empezaron a pedir que se les vendiera la salsa a granel para llevársela a casa. La visión de negocio de Miquel Tapias (4ª generación de la familia) hizo que, alrededor de los años 80, se empezara a comercializar la salsa con el formato de botella de 92 ml y la conocida etiqueta amarilla con letras rojas.
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
Unos años después se crearon los otros formatos de salsa: la mini, con una capacidad de 20 ml; la botella en forma de probeta, de 200 ml; y la botella más grande, de 750 ml. El 2015, en motivo del nacimiento de la nueva imagen, se ha diseñado el nuevo formato de salsa con la botella de 250 ml.
En el año 2012, con el inicio de la expansión del Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…
Si la salsa Espinaler nació como el complemento perfecto para las conservas de marisco, las patatas chips y las aceitunas, a día de hoy los consumidores del Espinaler confiesan que la usan para otras muchas cosas: en la ensalada, en la esqueixada de bacalao, en los huevos fritos, en el gazpacho, en la tortilla de patatas, en los calamares a la romana, en las anchoas e, incluso, ¡en el vermut negro! Y así, un largo etcétera.
En el año 2012, con el inicio de la expansión de Espinaler, la salsa Espinaler cruza fronteras y entra en el mercado europeo y asiático.
Los fans de Espinaler valoran tanto el producto que se lo llevan por todas partes. La icónica Salsa Espinaler ha estado en lugares como Menorca, París, Nueva York, Isla de Pascua, Las Cataratas del Niágara, Bali…